miércoles, 18 de febrero de 2009

Dicotomía incruenta


Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

Oliverio Girondo

3 comentarios:

ana. dijo...

No hay nadie como Oliverio Girondo para definir la muerte en un poema.

Marcelo dijo...

bomba olivérica (vengo del blog de tu hermana)

Pablo dijo...

Girondo... tremendo. Me encantó.